Prométeme fresas, amor y nata. Sacúdete el alma y salpícame. Húndete en tus pensamientos y llévame. Seducirme con palabras es tu arma, porque a buen entendedor pocas palabras hacen falta. Desnúdame deprisa y hazme el amor despacio, que no hay prisa. Quiero ser diplomática de tu alma, viajera de tu cama, turista de tus sábanas... Esta noche nuestras lenguas están en guerra, aunque no tengan capital ni bandera. No existen ni armas ni soldados, solo besos agarrados, entrelazados...
miércoles, 10 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
son muchas ordenes dirian unos otros acatarian-
ResponderEliminarsalduso
buen blog.
eso es una guerra sana.
ResponderEliminarlo demás, tonterías.