lunes, 7 de junio de 2010

Nelya

El cuerpo de Nelya yacía bajo la ducha, con fuertes chorros de libertad que le marcaban más aquellos lúcidos moratones. A pesar de la presión con la que chocaban contra su cuerpo, ella no parecía enterarse; ni una mínima mueca de dolor. Nunca había sido una mujer muy quejica, siempre se había reprimido el llanto.


Se la veía bella bajo ese agua cristalina y pura, mientras que cerrando los ojos sus mechones de pelo se deslizaban como serpientes tras su espalda. Era díficil distinguir las lágrimas, pero no podría ocultar mucho más tiempo esos ojos rojos que ocultaba tras sus párpados entreabiertos.

Después de permanecer inmovil durante varios minutos, cerró la ducha y se hecho encima el albornoz -tres tallas más grande-. Sé encaminó a su habitación por el largo pasillo que se encontraba en penumbra dejando a su paso pequeñas gotitas que provenian de su pelo y su cuerpo.


Al llegar a su cuarto cerró la puerta y se quedó contemplando, su cuerpo repleto de cardenales mientras que se delizaban algunas lágrimas por su mejilla, pasando por su mandíbula y cayendo a un suelo que se antojaba tremendamente lejano. No pronunció palabra.




martes, 1 de junio de 2010

Sin tecnicismos.

Las cosas nunca fueron fáciles, pero hay situaciones más complicadas que otras. Cada una distinta, cada una propia, y cada una única.

Yo no supe como pude involucrarme tanto. Y pensar que todo empezó con una petición. Las malas lenguas hablaban pero yo seguía mi propio criterio, la ciencia infusa que pudo llevarme hasta aquí. No había sido la primera vez que me fijaba en él, aunque no lo crea.

Ya había vivido eso antes, una pantalla entre medio, un teclado colaborando y en ocasiones una cámara visualizando. Todo tan, tan... tecnologico, tan irreal, tan virtual. Si es que formaba algo de mí, formaba "el otro". Pero yo ya supe desde el primer momento, que "el otro" era solo uno. No tardé en darme cuenta lo que necesitaba, lo que quería. Por primera vez algo donde elegir, algo donde degustar, algo que no me era impuesto.

Reitero.. Nadie dijo que las cosas fueran fáciles. Nadie dijo que la distancia no fuera un impedimento, nadie dijo que no hubiera mentiras de por medio. Pero las cosas siempre salen a la luz, y siempre hay al menos un perdón que conceder.

Yo sin saberlo, sin darme cuenta, sin comerlo ni beberlo.. me fui metiendo de lleno en algo grande. Algo que hoy en día, ha cambiado totalmente mi vida, y mi forma de verla, tanto mi vista hacia el amor como mi ánimo diario.

Pero lo mágico llego luego. Cuando veía unos bonitos ojos azules acercandose en la estación, con su mochila en la mano, que no tardó en dejarla caer para abrazarme. No podría describir lo que sentí, los 5 minutos siguientes transcurrieron sin novedad, pero se avivó la llama tan de repente, que apenas pude darme cuenta. Por fin, podía sentirle. Cerca. Tocarle. Mirarle..

No fueron dos días, fueron dos segundos, pero en su cúspide..

Y ahora añorar, acurrucarme en él y dormir abrazados. Y ahora añorar sentir su peso y sus labios. Suspiritos en la nuca, besos inesperados, miraditas culpables. Una boca donde perderse, unos ojos donde clavarse, un pecho donde dormise, un latido que escuchar.. Pom-pom... pom-pom...pom-pom... Añorar clavar mis dedos en su espalda, los corazones con la lengua es su tripa, dedos caminantes... Y es que ahora toca aroñar, estar enferma. Pero es peor el remedio que la enfermedad. No pongamos remedio.

La venida no fue nada comparado con la despedida, un último contacto, un último beso, la última vez para atrapar su olor, la última vez para sentirlo... Una mano que apretaba a la suya tan fuerte, para asegurarme que seguía ahí, que todavía no se había ido, que eso era real, que quería entrar en él, que quería ser uno.

Y se marchó, dejándome una cadena y las ganas. También me dejó a flor de piel el amor, y a cambio se llevo mi corazón, para compensar, dejo el suyo. Se me vino el mundo encima, y todavía pesa. Y no harán ni dos semanas de su ausencia.


Fue como uno de esos sueños... en los que te despiertas en lo mejor. Y ahora que hay pesadillas, las tengo que soportar todas.