lunes, 25 de enero de 2010

Elle.

Que ella se siente sola.. Sola hasta tal punto que se aburre de su soledad, se le olvida, vuelve a recordarla y vuelve a aburrirle. Le aburre hasta tal punto que puede notar hasta la rotación de la tierra bajo sus pies, le pesan las nubes, y puede escuchar cuando el corazón bombea sangre en su interior. Deja caer sus manos mas allá de sus rodillas y las mueve al unísono que caen las ultimas gotas del fregadero. Cree pensar que su mente cruza con una linea de tierra que no corresponde a la tierra que pisan sus pies, está en el sitio equivocado, en el momento equivocado. Posiblemente ella sea un mar de equivocaciones que se funde con el orizonte hasta hacerlo inapreciable a la luz de la luna. Maybe, ella sea los rastrojos que quedaron de la quema de la amargura, esa ceniza perpetua en una mente inocente. Ella escapa de la añoranza, pero los recuerdos le pueden.

sábado, 9 de enero de 2010

No cuajas, vienes pero no te quedas.

Me tocas el corazón y luego huyes. Eres la parte que me ha faltado durante todo este tiempo y que ahora no consigues rellenar. Te mueves sigiloso, casi ausente. Eres despreocupado con una pizca de atención. No consigues darte cuenta que te estoy pidiendo a gritos. Tú, que has conseguido cautivarme, eres el viento que se esfuma, la nieve que no cuaja, el boomerang que va y viene, tal y como tus sentimientos, tan profundos como inseguros, tan reales como efímeros. No hagas que me vaya si luego pedirás un regreso. No quiero un final.. si antes no haber tenido un verdadero principio.

sábado, 2 de enero de 2010

Te siento inmenso.

Puedo sentirte tan cerca que ni siquiera noto el invernal frío que arropa a la ciudad, con una mano amarradita a mi cintura y la otra en mi pierna izquierda. Yo me presento ausente y tú me dejas caer una miradita apenada por ello. Una miradita que también es culpable, aunque no se te atribuya el pecado. Yo levanto la cabeza y dezido mirarte, con la poca suerte que tu mirada ya no me pertece, ahora está lejana de todo aquello, perdida, hundida en una comisura entristezida de los labios de aquél día. No dijimos nada, pero yo te sentí inmenso.