miércoles, 5 de agosto de 2009

Con expectativas... ¡y a lo loco!

Burbujeantes ideales en una mañana de miércoles. Reflejo de una realidad sólida y apreciable. Distinguida y agobiante tristeza monótona. Eso es. Me manejo en este mundo por la solidez de mis días, por su monotonía abrumadora. Por eso se me podría catalogar como audaz o tal vez como aburrida. Se me podría catalogar como poco emprendedora o insegura. No persigo sueños porque los veo inalcanzables. No es que me rinda al empezar, es que ni siquiera empiezo mi camino. No tengo batallas, porque sé que mis únicas armas son las intenciones. No considero a la rutina una utopía, simplemente un hecho, es más, un hecho opcional. Tengo limitaciones, malos hábitos, o costumbres, y defectos. Me manejo en una difícil sociedad, por lo que camino sobre cristales. Los errores se me multiplican ante un paso en falso. No conservo esperanzas, y mantengo una sola perspectiva. En mi día a día me limito a encontrar soluciones ante las adversidades. Los contratiempos caminan de mi mano junto a deliberaciones.Comparo la vida con vasos sanguíneos. Considero a la infancia es una arteria, a la edad adulta una vena y a la adolescencia un capilar. Al fin y al cabo la adolescencia es un continuo cambio, la infancia categorizada por la ingenuidad y la edad adulta por la estabilidad.


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